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jueves, 30 de septiembre de 2010

Entré al consultorio sin saber que decir. No sabía por donde empezar, tenia tantas cosas que decir. Ella me miró y sonrió. Creo que adivino la expresion en mi rostro ya que me convidó un vaso de agua. Notè un sabor extraño y poco a poco fuí perdiendo el control. Me entregué por completo a esa mujer desconocida, a esa mujer perfecta que solo queria entrar a mi mente.


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