Las hojas sobre la mesa, la ventana abierta, la brisa de verano entrando como un susurro, las cortinas danzando a la par del viento, una vela encendida en el medio de la mesa, una taza de cafè a medio terminar, una flauta partida a la mitad y unos ejercicios arrugados; una agenda vacia, aun sin empezar y un lapiz negro.
Volvè a la realidad.
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