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lunes, 18 de octubre de 2010

Me pregunto a dónde conduce el orgullo y sólo pienso que a la contaminación emocional de uno mismo y a la distancia con el otro. Un orgullo que a veces aparece disfrazado de soberbia, otras de maldad, también de vanidad, rencor, indiferencia... Pero a veces, detrás del orgullo existe el amor. Un amor herido que necesita la liberación. Sin embargo, no siempre es fácil liberar sentimientos puesto que a los seres humanos nos cuesta y mucho mostrar nuestra verdad interior con los demás. Por miedo, por ignorancia, por debilidad, por timidez... existen tantas razones como motivos diferentes. En cualquier caso, el orgullo en todas sus formas tarde o temprano refuerza el lado más negativo del ser humano.
A veces, vivir se convierte en una tarea agotadora precisamente porque los seres humanos somos expertos en cerrarnos puertas los unos a los otros, en cerrar el corazón con un candado, en olvidar.Me gustaría apostar por aprender a vivir mejor en un mundo en el que tengamos menos miedo a mostrarnos como somos y a querer sin condiciones a los demás.

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