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sábado, 20 de noviembre de 2010

El cajòn del pasado, Roberta parte I

Te encerràs en tu habitaciòn.
Te encerràs en vos misma.
Todos a tu alrededor y nadie intuye lo que sentis. En un rincòn lloràs, gritas su nombre en silencio. Le hablas a uno de los miles de Dioses que te inventaste para consolarte de las tristezas terrenales, pero ninguno està presente. Te tocàs y no sos vos, sos lo que otros quieren que seas. Las lagrimas se desparraman por tu rostro y se mezclan entre tu pelo alvorotado.
Gritas.
Gritas pero nadie te escucha. O no quieren escucharte. Tantas palabras sostenidas en silencios. Sentis que de eso se trata, de un manojo de palabras que recibis envuelto de alegria y con el tiempo se transforma en agonia. El grito de dolor aumenta, queda suspendido en el aire. Y te das cuenta que te odias, que no sos lo que querès ser, sentis que estas cansada de este mundo en el que no encajas y lo unico que queres es quedarte en el tuyo, sin que nadie lo descubra. Pero quedate tranquila, no tengas miedo que te descubran, no tengas miedo que se sepa tu verdad, que sepan quien sos. De todo modos, ¿Quien quiere saber quien sos? Vos no.
Dejà de buscar esa salida, no es la soluciòn.

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