Era bueno de vez en cuando estar a solas con mi soledad. Era bueno ver el sol esconderse entre las montañas y el agua cristalina que seguia su rumbo. Era bueno cambiar de aire y ver algo distinto, dejar volar mi mente, olvidar mi triste pasado, olvidarlo a el. Pero era inevitable. Cada paso que daba, el lo daba conmigo. Cada segundo su recuerdo me invadia la mente, me enseguecía y huía. Me aflojaba las piernas y el humo del cigarrillo me hacia toser.
Mirè el cielo y expandí mis brazos hacia ambos lados. Respirè profundo. El aire entro a mis pulmones, recorrió mis venas y volvió a salir. Las nubes comenzaron a moverse màs rapido, los patos que nadaban a unos metros volaron libres hacia un arbusto del otro lado.
Queria quedarme siempre ahí, donde nadie me viera. Donde mis lagrimas se caian y no daba explicaciones, donde gritaba con todas mis fuerzas y todo me daba igual, donde podia tirarme entre las piernas sin verguenza a que piensen de mi.
¿Pero que pensaba YO de mi? No lo sè. Lo unico que pensè en ese momento, fué que me estaba muriendo.
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