Supongo que ya era hora que les dedique una entrada a ustedes dos. El dìa que le puse la cartita a la cigueña en el angelito para que lleguen ustedes no me lo olvido màs. Yo sabìa lo que era tener un hermano, ya tenia a Nazareno, pero todos los dìas es un nuevo desafio. El día que me falten me voy a sentir tan vacia, una parte de mi se va a desprender. Y casi me muero cuando tomè a Martina entre mis brazos y no respiraba, no se movia, estaba dura. Me acuerdo que llorè hasta que la vi con una sonrisa en la puerta del hospital.
En fin. Somos tan distintas pero tan iguales a la vez. Hay momentos que nunca voy a olvidar, sonrisas, abrazos, llantos, peleas. Y si tengo que admitir que estoy celosa de ustedes dos, lo hago, y se los vivo diciendo. Las amo con toda el alma y cada dibujo, cada palabra que escriben, cada libro que les doy (si, les guste o no van a saber lo que son los libros), es un orgullo para mi, verlas crecer dìa a dìa, con sus obstaculos y sus metas.
Las amo porque son lindas, porque son felices y me hacen felices a mi, porque cuando estoy triste se dan cuenta y me sacan una sonrisa, porque cuando se pelean llorar y me piden ayuda a mi, porque ustedes son las que me miran como estudio, como uso la compu, como tiendo la cama, como le coso la ropa a sus muñecas, las amo porque son mis fotogènicas favoritas, porque tienen todo por delante y el primero que les haga daño se las va a tener que ver conmigo, ¿si?
Las amo por el simple hecho de tener la misma sangre, los mismos ojos, el mismo pelo, por ser mis hermanitas màs chiquitas y dejarme ser la mayor de la casa. Las amo con todo el corazòn, con el alma entera y son todo para mi.
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