Seguidores

miércoles, 5 de enero de 2011

Me senté sobre la cama. Mis brazos descanzaban a cada lado y mi mirada se reposaba en el piso. Intentè mantener la calma, trasladar mis pensamientos a otra dimenciòn o mantenerlos en las gotas que se mostraban caer sobre la ventana. Sabià que estabas detrás mio pero exalaste una bocanada de aire para que sepa de tu presencia en la sala.
-¿Estàs mejor?
Sentì tu brazo en mi espalda. Reposè mis ojos en los tuyos con furia. Mi mirada te contestò por mi. Volvì a mirar el piso. Recordè esos tiempos en los que estabamos juntos y lo disfrutabamos, sin importarnos nada ni nadie. Recordè cuando me agarrabas por sorpresa, cuando jugabas con mi pelo. Recordè cuando me susurrabas te quiero y me prometias que nadie ni nadie me iba a hacer daño, que pronto todo pasaria y podriamos estar juntos. Las imagenes estallaban en mi cabeza como relàmpagos que se tumbaban contra paredes y estallaban. Las lagrimas comenzaron a caer sobre mi mejilla. Me sentia sola, dolia, abandonada y sin esperanzas. Te sentaste a mi lado y me rodeaste con tus brazos. Apoyè mi cabeza sobre tu hombro. Una sensaciòn de seguridad me invadiò aùn sabiendo que me encontraba en la boca del lobo.
-Yo estoy con vos. Te amo.
-Si me amaras no dejarias que jueguen de esta forma conmigo. Si me amaras, me ayudarias a salir de todos mis problemas.
Tu cara bajò y nuestros labios se unieron. Se sellaron con un beso que jurè guardar en mi por el resto de mis dias. Mis palabras quedaron suspendidas en el aire. Nunca me olvidè de esa vez que me dijiste que me amabas.
-Te amo. Y no me importa nada màs. Y te prometo, no dejarte nunca sola.
Soñè que eras mio eternamente.
Soñè que tu promesa se hacia realidad.


No hay comentarios: