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lunes, 31 de enero de 2011

Solo se oía el ruido de la brisa que jugaba con mi pelo desparramado en la lona. No se escuchaba nada más, solo se sentia la nostalgia de la soledad que rondeaba el lugar. Clavé mis ojos en el infinito y observé a cada una de las estrellas. Te sentí a vos, dando vueltas atrás mio. No te ví, pero podia captar cada paso con neutralidad, podia percibir el timbre de tu respiración.
Y fué en ese momento, cuando me dije a mi misma, que nada es para siempre. Me convencí de que van a llegar cosas mejores, y que lo bueno se hace esperar. Pero no podia mentirme a mi misma de esa manera, no podia pretender quemar estapas.
Y fué en ese momento, en el que me di cuenta que no todo en la vida se puede, que no siempre voy a tener lo que quiero, que no todo es perfecto ni mucho menos, de color rosa.

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