Paciente y confiar.
Porque siempre la habían sorprendido las cosas al llegar cuando menos lo esperaba.
Su vida siempre había sido así: círculos que vienen y se van, sin terminar de completar su recorrido.
Creía en el destino hasta cierto punto. Muchas veces le gustaba pensar en las infinitas casualidades que la vida le iba presentando, y muchas otras se sorprendía por no haberlas visto venir.
Se recostaba en su cama mirando al techo y pensaba. Pensaba en todo lo que había vivido, todo lo que fué y lo que no, todo lo que pudo haber sido si tal vez hubiese hecho las cosas de otro modo.
Roberta era así, sin complicaciones, sin vueltas.
Sabia muy bien que era lo que quería, se planteaba su objetivo y se preparaba para atacar.
Roberta era simple.
Simple y serena.
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