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sábado, 29 de octubre de 2011

   Es sabido que cuando uno siente que las cosas no pueden ir mejor o que por lo menos está viviendo un estúpido equilibro vital, todo tiende a deesmoronarse casi instantáneamente. Es así, una regla, un estúpida consecuencia de la conciencia. Porque quizás uno al pensarlo se esta llenando de miedo la vida y se está abriendo al mismo tiempo a las malas vibras. Tengo la alucinación de que cuando uno es ignorante de su propia felicidad, puede conservarla mucho más tiempo y en mejor estado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo pienso lo mismo.