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martes, 1 de noviembre de 2011

   Creo que no todos los días la muerte  pasa por tu derecha y se pierde un amigo. No creo que sea liviano vivir con el recuerdo de alguien que no está. Es como despertar un día y recordar todo lo bueno, porque lo malo se exprime dejandole lugar a al nuevo dolor, a ese vacio existencial que se apodera de tu ser.
   Son noches de vigilia, es remordimiento, dolor, tristeza. Es ''¿por qué a el?'', habiendo tantas personas en el mundo, tanto mal. Y es injusto muchas veces, no volver a verla, no sentir jamás el timbre de su voz, no volver a jugar con su sonrisa entre el viento.
   Es ponerse en el lugar de la otra persona, es estar a pasos del momento de tu vida, donde todo se define y que de pronto ya no estés, que se te estruje el corazón, que ya no quede nada más que un cuerpo frío que te mira, pidiendo perdón por tanto dolor que entra a tu vida desde el mismo momento que la palabra ''muerte'' es mencionada.
   Porque de todas las desgracias que hay en el mundo, ''muerte'' es la palabra que todos evitan, que nadie nombra, que nadie quiere ver.

No quiero verte mal, por favor, me destroza.
Fuerza fuerza. Te amo con todo lo que soy y nunca seré.

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