Te dije que te vallas y no pegues la vuelta, que el tiempo estaba absorto en nuestros pesados y húmedos corazones. Te pedí que no quería margaritas de recuerdo, que el destino pronto nos iluminaria con algo mejor. Te dije que un ''hasta luego'' siempre quedaba inconcluso, que nunca se puede ir en contra de lo que el cuerpo siente. Porque si de algo estaba segura, era que pronto nos volveríamos a ver. Ya no se trataba de ''vos'' ni de un tímido ''yo''. Ya habíamos probado miles de maneras distintas de demostrar que intentábamos llegar más allá de lo que dos personas son capaces de llegar, ya habíamos hecho promesas en vano y un licuado de palabras embellecidas que armaban poesía cada noche, cada amanecer atrapada a tu cintura.
No, ya no eramos uno, eramos dos.
Se trataba de nosotros.
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