Hoy 40 bancos quedaron vacios. No hay más que recuerdos flotando, que un destello de miedo por dejar el nido que habitamos cinco años y despegar al nuevo mundo. Ganas de quedarse, ganas de irse. Ganas de gritar euforicamente y a la vez de llorar. GANAS DE NO IRSE, de quedarse en un quinto eterno, de juntarse todos los fines de semana y hablar del año que viene como si faltase mucho, como si fuese solo un sueño y no algo real, algo que nunca va a llegar. Es dejar a esas personas que te acompañaron 5 años, que te vieron de mal humor, que te conoces tu lado alegre, que te preguntaban '¿te peleaste con el peine?' cada vez que te levantabas tarde y no alcanzabas a peinarte. Son esas personas que alegraron tus dias, que los hacian más divertidos, que te sacaron una sonrisa no solo una vez, sino cada día, todo el año, todo el tiempo. Porque aprendemos a reir, nos volvemos a hacer chicos, volvemos a olvidarnos de las cosas, solo nos importa nosotros, el calor de nuestro encuentro.
   Voy a extrañar llegar al curso todas las mañanas, ver a las chicas en el puente, agarrarme el lado de la pared, esperar a que entre Carlitos y saludarlo. Voy a extrañar no hacer nada (porque los profesores entienden que ya estas cansado, que tenes un quilombo de sentimientos en el mambo, pero ojo, nadie dijo que quinto era facil), tomar mates a escondidas y esconderlo cuando alguien pase, llegar y empezarme a reir con solo escuchar a Nacho o a Julian, ver la como las caras de dormidos se van transformando a mitad de año. Las recreaciones, esas noches pasadas en vela, la entrada, inolvidable, tratando de superarnos, de intentar ser unicos, que todos en el colegio nos recuerde como un grupo unido, único.
   Ganas de irnos, si, pero todos juntos. De que sea el primer feriado para volver  y encontrarnos.
   Ganas de crecer, de ser niños para siempre. De reir, de llorar.  Esa nostalgia de que ya no sos un borreguito, que ya te suponen ser una persona  con responsabilidades dispuesta a zambullirse en el futuro.
   GANAS DE CRECER, DE VIVIR.