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jueves, 16 de junio de 2011

Yo sé que te aliviará

Se limpiaba las lagrimas con cierta repugnancia mientras se encerraba como era de costumbre. Se mantenia al margen de los problemas, sin embargo estos se resignaban a seguir su camino y colocarse a su lado, como fieles compañeros que solo lograban transformar sus días en rutinas de lagrimas y lamentos. Un lamento, si, porque para ella la vida era eso, un fuerte y doloroso lamento.
Pero las cosas estaban por cambiar. Aún sin saberlo con certeza, podia percibirlo en el perfume del aire, en los intensos minutos que la mantenian alarmada, preparada para lo que estaba por venir.
Pero Roberta no sabia que las cosas llegan cuando menos la esperamos.
Y ese fué su error, esperar algo que no llegaría, taparse de ilusiones y esperanzas que algún día un conejo de la suerte rompería para siempre, devolviendola a su mundo de lamentos.

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