Pero las cosas estaban por cambiar. Aún sin saberlo con certeza, podia percibirlo en el perfume del aire, en los intensos minutos que la mantenian alarmada, preparada para lo que estaba por venir.
Pero Roberta no sabia que las cosas llegan cuando menos la esperamos.
Y ese fué su error, esperar algo que no llegaría, taparse de ilusiones y esperanzas que algún día un conejo de la suerte rompería para siempre, devolviendola a su mundo de lamentos.
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